Vistas de página en total

viernes, 10 de mayo de 2013

Nuestras mejores redacciones para el Día del Libro

          Hoy, de nuevo, os presentamos dos muestras de nuestras mejores redacciones para el Día del Libro, en esta ocasión son de 1º de E.S.O. y nuestras dos compañeras escriben una historia diferente para que nos aficionemos a la lectura.
         Esperamos que os gusten.



EL LIBRO
                             Andrea Segura Navarro-1º E.S.O.-D

                        Se dice que un libro es un conjunto de hojas escritas, encuadernadas y con dos tapas, pero un libro es mucho más para quien sabe disfrutarlo.
                        Es la obra de un autor, es un objeto de gran valía, no solo un montón de páginas escritas; es un puente que te acerca a otras orillas, y una vez instalado te hace soñar, imaginar, aprender, y sobre todo crecer como persona.
                        Hay libros para todas las edades, personalidades e ideologías, y sobre una amplia variedad de temas y en ellos encontramos una cultura que nos proporcionan las novelas y cuentos, la poesía y el teatro, incluso arte, medicina, ciencia que, sin lugar a dudas, nos despiertan nuestros sentimientos.
                        Los libros hay que recordarlos, volviéndolos a leer años después. Así entenderemos mejor lo que han pretendido contar. También debemos aprender el nombre del autor porque cada libro suyo te transmite algo de su sabiduría y de su forma de ser, de su cultura e imaginación. Además, leer te permite ampliar tu vocabulario considerablemente y así cometer menos faltas de ortografía. Junto con todo esto, te puede expresar con mayor fluidez y confianza con los demás.
                        Un libro, en pocas palabras más, es una fuente de imaginación, reflexión y aprendizaje.




                                    UN LIBRO DIFERENTE

                        Cristina Oro Fornes 1º E.S.O.-D

                        Un día fui a la biblioteca con un amigo a hacer un trabajo y, buscando algunos libros por las estanterías, encontré el libro perfecto. Era grueso y con aspecto de ser muy antiguo. En sus tapas, llenas de polvo, se dibujaban unos signos extraños. Parecía que hubiesen pasado siglos sin que nadie cogiera aquel libro. Al abrirlo descubrí que se trataba de una novela cuyo título era, Hora de aventuras. Apenas pase´algunas páginas, tuve que reconocer que el argumento me atrapó. Y, sin pensarlo dos veces, corrí a enseñárselo a mi amigo Diego.
                        —¡Mira…! ¿No es maravilloso? —dije a Diego, refiriéndome al libro.
                        —¡Ya lo creo —contestó, mi amigo. ¡Un original de Batman!
                        —¿De qué estás hablando? —pregunté extrañada.
                        —Del cómic que llevas en la mano. ¿De qué estás hablando tú? —insistió, mi amigo.
                        Y luego me miró como si estuviera hablando con una loca.
                        —¿Un cómic…? No deberías ir al oculista…
                        —¿Yo? ¿Pero sabes lo que est…? —volvió a decir.
                        En ese instante, don Pedro, el bibliotecario, se acercó rápidamente a nosotros.
                        —¡Eh..., vosotros! ¡Venid aquí!
                        —¡Yo no he hecho nada…! Estamos haciendo un trabajo, y nada más —apuntó Diego, algo asustado, mientras yo observaba la escena y empezaba a sonreír.
                        —No os preocupéis, solo quiero hablaros de ese magnífico ejemplar que tienes en las manos.
                        —¡Ja…!, te dije que era un libro extraño.
                        —Pero si es un cómic… —volvió a repetir, Diego.
                        —Es un libro, y también un cómic.
                        —¿Cómo…? —dijimos a coro.
                        A continuación, le seguimos hasta una sala algo rara, una especie de laboratorio. Pero, ¿qué pintaba un laboratorio en una biblioteca de un pueblo como este?
                        Nos explicó que aquello no era un libro cualquiera. Era… algo distinto, peculiar, diferente. Era, tremendamente, especial porque cada uno podía ver el libro de la manera que uno quisiera, tanto como si se tratase de una gran antigüedad con ojos de aventurero como un atrevido entusiasta del cómic.
                        —Chicos, confío en vosotros. ¿Qué os parece si me ayudáis con todo esto?
                        —¿Bromea…?
                        —¡Claro que sí! —dije llena de entusiasmo.
                        —Presiento que esto es el comienzo de una gran aventura —aseguró Diego.
                        —Como lo de nuestro libro-cómic.
                        —Sí, pero esta vez de verdad.


1 comentario:

Cristina Davó Rubí dijo...

La imaginación no tiene límites. Un libro, desde luego, es algo más que un montón de hojas escritas y encuadernadas. De nuevo, estas dos redacciones nos demuestran que muchos chicos y chicas lo saben.