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sábado, 28 de diciembre de 2013

De cómo éramos



DE CÓMO ÉRAMOS (13)


LAS ANTIGUAS FELICITACIONES DE NAVIDAD
¡El Aguinaldo!

          Así éramos, quizá algo más generosos y humanos cuando la gente que nos servía y ayudaba nos pedía unas monedas o unos billetes pequeños por Navidad. Parece que el origen de todo es como sigue. ¡Curioso, pero así éramos!


          Parece que en el año 1846, un tal John Calcott Horsley pintó la primera tarjeta de Navidad que ha reconocido la historia, a petición de Sir Henry Cole. Éste último era un gran hombre de negocios (posteriormente Director del prestigioso Victoria & Albert Museum) que conocía a un sinnúmero de gente, y para ahorrarse el trabajo de escribir manualmente una carta de Navidad a cada uno, decidió encargarle a su amigo John Horsley, maestro litógrafo, el diseño de una tarjeta más una impresión de 1000 ejemplares litográficos. 


          Este suceso generó la “tradición victoriana” de enviar postales navideñas, adoptada y fomentada por la Reina Victoria, y estimulada por el relato ''A Christmas Carol'' de Charles Dickens en el mundo entero.

           Antiguamente, pasaban por las casas algunos días antes de las fiestas de Navidad todos los que, en algún momento del año habían prestado algún servicio a las familias, ¡y los que no también! pidiendo ''el aguinaldo'' (algo tan sencillo como, en nuestro país, 10 ó 15 pesetas, (hoy apenas 10 céntimos de euro), una barrita de turrón o unos polvorones, una botella de vino o de cava...), y a cambio nos hacían entrega de unas postales, a través de las cuales nos deseaban unas felices navidades y un próspero año nuevo...   


¡Son tan antiguas como las que siguen! (principios de 1900 y muy de moda en los años 60 y 70).







1 comentario:

Cristina Davó Rubí dijo...

Así éramos... y así sigo siendo yo. Mientras vendan, yo continuaré escribiendo cada año las postales navideñas a mi gente más querida. Lástima que una tradición tan bonita se pierda.